Crónica Preinfantil Masc – Seguir creyendo para crecer…

Comenzábamos nueva fase y por segundo año consecutivo esta
generación lo hacía como primeros de grupo. Nuevos retos, nuevas ilusiones y
como siempre muchas ganas de luchar y pelear hasta el último aliento.

Esta vez la montaña que teníamos que escalar, era alta muy alta. Casi
un 8.000. Nos visitaba San Viator – equipo con mayúsculas- en el que todos
aportaban, todos sumaban, con una intensidad que a veces confundíamos con agresividad. Pero tenemos que saber y fue una de las lecciones que se
llevaron nuestros “alpinistas”, que el baloncesto al igual que la montaña, es un deporte duro, muy físico, en ocasiones ingrato y en el que a veces como pasó en el partido del sábado el rival no te deja llegar a la cima.

La batuta del juego la llevó siempre el equipo visitante, con su
abrumador dominio del rebote en ambas canastas, lo que impedía al Parque jugar al contraataque y en rápidas transiciones, lo que nos obligaba a jugar siempre en estático ante la excelente defensiva rival. Aún así la diferencia en el marcador no fue excesiva hasta el descanso -nueve puntos-, eso sí las sensaciones no eran del todo buenas, ya que nosotros íbamos acumulando cansancio, faltas, golpes y nuestra confianza no estaba en su punto álgido.
Con el pasar de los minutos, la mochila cada vez pesaba más, los pies
se nos hundían cada vez más dentro y la cima cada vez la veíamos más lejos.
Eso sí no nos quedemos solamente en el objetivo de la cumbre y sí en el
camino recorrido.

Bravo por el esfuerzo realizado.

1,2.3 PARQUE.